ENSAYO sobre "BUDISMO LAICO Y SECULAR" de Dharmachari Maitreyananda, por Alexandra Martinez
Ensayo del libro
Budismo Laico y Secular
de Fernando EStevez Griego- Dharmachari Maitreyananda
Una Filosofía de Vida, No una Religión
El libro Budismo
Laico y Secular, escrito por Dharmachari Maitreyananda (Fernando Estévez
Griego), plantea una reinterpretación radical y necesaria de las enseñanzas de
Buda para el mundo moderno. La obra parte de una convicción central: el budismo
no es, en esencia, una religión llena de dogmas ni una institución jerárquica,
sino una filosofía de vida y una disciplina espiritual diseñada para
liberar al ser humano del sufrimiento
Dharmachari
Maitreyananda nos invita
a recuperar el budismo en su sentido más puro y universal: un camino laico,
secular y agnóstico. Esto
significa abandonar la dependencia de creencias sobrenaturales, la fe ciega y
las jerarquías de poder, para centrarse en la experiencia directa y la
transformación ética en la vida cotidiana.
El
mensaje es empoderado: el "despertar" (Bodhi) no pertenece a los
monasterios ni a los cleros, sino que es un derecho y una posibilidad para cada
ser humano que decida cultivar la sabiduría aquí y ahora
La Humanización del Buda y el
Enfoque Agnóstico
El pilar fundamental
de este enfoque es la recuperación del Buda histórico como un maestro humano.
Siddhārtha Gautama no fue un dios, profeta o salvador sobrenatural.
Se menciona en el libro que El Buda nació
en el norte de la India alrededor del siglo V a.C., en un contexto cultural
dominado por el brahmanismo védico. Su enseñanza se alzó como un
cuestionamiento a las jerarquías de castas, a la dependencia de rituales, y a
la pretensión de que la salvación se encontraba en los sacrificios religiosos.
Rechazó explícitamente la autoridad de los Vedas, y con ello abrió la puerta a
un camino independiente de la religión institucionalizada.
Su grandeza reside en haber demostrado que el despertar (Bodhi) es una posibilidad exclusivamente humana y universal, alcanzable en esta vida por cualquier persona.
El Buda enseñó que el sufrimiento (duḥkha)
tiene causas naturales y puede ser superado por medios humanos. No recurrió a
mitos de creación ni a dioses eternos. La enseñanza del Buda se presenta
como radicalmente agnóstica. El Budismo Secular descarta las preguntas
metafísicas sobre el origen del universo, los dioses o la eternidad del alma
por considerarlas "inútiles", ya que no contribuyen a la liberación
del sufrimiento. Asimismo, el texto rechaza las supersticiones, los dogmas y la
idea del karma literal como destino, entendiéndolo solo como la causalidad
ética inmediata de nuestras acciones en el presente.
En esta visión, lo
esencial no es creer, sino practicar y verificar.
El Dharma como Práctica Ética, Meditativa y
Psicofísica
El Dharma (la
enseñanza) no es un conjunto de mandamientos divinos,
sino que es concebido como una sabiduría universal y práctica, cuya estructura está
basada sobre tres pilares interdependientes y fundamentales
para la vida diaria:
Ética:
Vivir sin dañar, con integridad y
compasión. Este pilar está basado
en principios de no dañar, no robar, no mentir, no abusar sexualmente y no
intoxicarse, entendidos como guías de libertad y no como mandamientos.
Meditación (bhāvanā):
Un entrenamiento de la mente para cultivar la calma (śamatha) y la visión clara
(vipaśyanā). El propósito es observar la impermanencia (anitya) y la ausencia
de un yo sustancial.
Sabiduría: Comprender la realidad tal como es (impermanencia
e interdependencia)
El Dharma es
sabiduría aquí y ahora. Se trata de transformar la manera de vivir en este
mundo, sin esperar méritos para un más allá.
El libro propone una
integración de cuerpo, respiración, mente y compasión. El cuerpo es un aliado,
no un obstáculo, y la práctica debe ser una vivencia encarnada que involucra
movimiento, respiración y silencio. Se enfatiza que lo esencial no es creer, sino practicar. Preguntas metafísicas
sobre el origen del universo o la vida después de la muerte son consideradas
inútiles si no ayudan a extinguir el sufrimiento actual.
Psicología del Budismo Laico y Secular
El Budismo Laico se
define como una psicología profunda que ofrece un mapa lúcido de la mente. El
texto enfatiza que la mente no es una unidad sólida, sino un campo en flujo
constante. Lo que la gente llama "yo" está en realidad compuesto por
múltiples egos (orgullo, miedo, deseo, enojo, etc.), máscaras cambiantes que se
disputan el control. El sufrimiento nace cuando se les otorga permanencia y nos
aferramos a ellos como si fueran nuestra identidad verdadera.
El camino del
despertar (Bodhi) consiste en liberarse de esta tiranía. Al ser una posibilidad
humana y universal, el despertar no es un milagro ni un privilegio, sino un
proceso gradual de cultivo de la lucidez y la compasión que está al alcance de
todos. Este enfoque se abre al diálogo con la neurociencia y la psicología
contemporánea, validando la práctica meditativa como una ciencia interior de
transformación.
Crítica Institucional y Comunidad Laica
Una
de las críticas más fuertes del texto se dirige hacia la institucionalización
del budismo. Maitreyananda argumenta que el monacato, tal como se desarrolló en Asia, respondió a
una necesidad
histórica: crear espacios apartados donde
la enseñanza pudiera preservarse, transmitirse y practicarse con disciplina, aunque cumplió una función histórica,
a menudo creó jerarquías de poder y una separación artificial donde los laicos
eran vistos como inferiores.
El texto
afirma que el despertar no pertenece a monasterios, sino a cada ser humano en
su vida cotidiana.
El Buda nunca enseñó que el celibato ni la
renuncia al mundo fueran
condiciones absolutas para el despertar. El Budismo Laico
propone que la vida familiar, laboral y social no es un obstáculo, sino el
verdadero escenario del despertar.
No se necesitan sacerdotes ni gurús que medien entre la persona y la verdad. La práctica es una responsabilidad personal
La
Sangha secular:
(comunidad)
busca retomar el espíritu original: un círculo de apoyo mutuo y horizontalidad,
donde no hay intermediarios entre el practicante y el Dharma. La práctica se
realiza en la vida familiar, social y cultural, demostrando que la lucidez y la
compasión florecen en el mundo presente. El camino es de responsabilidad
personal e independiente.
Vida Cotidiana: Criar hijos,
trabajar con honestidad o cuidar de otros son formas de Dharma tan válidas como
la meditación en silencio
Nacimiento del
enfoque secular laico
El budismo secular y laico es consecuencia
natural de lo que el propio Buda enseñó hace más de dos mil quinientos años en
donde compartió la
invitación a mirar la vida directamente, evitando el refugio en creencias sobrenaturales
o la dependencia de autoridades externas
El nacimiento del enfoque secular y laico
está estrechamente ligado a dos contextos:
El primero es interno: el propio legado del Buda, que puso
siempre el acento en la práctica, en la observación de la mente y en la ética
vivida, no en el dogma ni en la fe.
El segundo es externo: el encuentro del budismo con la modernidad,
con la ciencia, con la filosofía crítica y con sociedades democráticas y
plurales
El budismo secular moderno nace como respuesta al mismo desafío que enfrentó el Buda en su tiempo: liberarse de la esclavitud de rituales vacíos,
supersticiones heredadas y sistemas de
poder que convierten la espiritualidad en un negocio o en un control social.
En su sentido más profundo, este enfoque
secular nace del reconocimiento de que
la espiritualidad no requiere templos ni dogmas, sino presencia consciente, claridad mental y compasión activa. El
budismo no tiene que ser una religión: puede ser una filosofía de vida, un arte
de existir, un camino psicofísico y espiritual que busca la transformación
interior y la armonía con el mundo.
El rechazo de las
supersticiones, dogmas y el karma
El
enfoque secular busca limpiar al budismo de las supersticiones culturales
acumuladas durante siglos.
Se rechaza explícitamente el "karma
literal" entendido como un destino misterioso o un sistema de premios y
castigos de vidas pasadas.
En su lugar, el karma se entiende como causalidad
ética: la comprensión lógica de que nuestros actos (pensamientos,
palabras y acciones) tienen consecuencias inmediatas en nosotros y en nuestro entorno
Según comenta Dharmachari Maitreyananda el
rechazo de los dogmas implica, liberarse de los textos entendidos como
revelaciones absolutas. Ni los Vedas en el tiempo del Buda, ni los sūtras budistas
acumulados en los siglos siguientes, deben considerarse verdades intocables.
Son testimonios históricos, expresiones culturales y, en muchos casos,
metáforas valiosas. Pero el Dharma no es un libro: es la vida misma
La superstición distrae, el dogma encierra y el karma entendido como destino sobrenatural paraliza. En cambio, la visión racional y espiritual del Dharma invita a la responsabilidad, a la libertad interior y al compromiso ético aquí y ahora.
Budismo
Laico y Secular: Sociedad y Ecología
El
despertar no es un evento privado o egoísta; tiene una dimensión social
ineludible. El libro describe una ética aplicada
que abarca la política, la justicia, la economía y, crucialmente, la ecología
El budismo secular aplicado a la sociedad
es una ética de la responsabilidad compartida, un compromiso con la justicia,
la ecología y la solidaridad. Se en la convicción de que una vida lúcida y
compasiva puede transformar la cultura y las instituciones humanas.
Vivir el Dharma implica reconocer la interdependencia de todos los seres. Por tanto, destruir la naturaleza es destruirnos a nosotros mismos. La ecología no es un añadido moderno, sino la consecuencia lógica de la enseñanza sobre la interdependencia. La compasión (karuṇā) se convierte en un principio rector, en una fuerza activa para la justicia social y el cuidado del planeta, alejándose de la indiferencia. La compasión no es lástima ni sentimentalismo, sino una sensibilidad lúcida hacia el sufrimiento ajeno, acompañada de la decisión de actuar para aliviarlo.
Pluralidad
de Caminos Seculares
El budismo laico y secular no es un bloque uniforme ni un movimiento único.
Es mejor dicho una
corriente de interpretaciones y prácticas que coinciden en rechazar la fe
ciega, los dogmas sobrenaturales y las jerarquías religiosas, para afirmar el
valor humano de la experiencia, la ética y la meditación
En la actualidad han aparecido diversas formas de vivir el Dharma en clave secular. Una de estas formas es el Una de las manifestaciones de esta diversidad es el Navayāna, o el "Nuevo Vehículo", surgido en la India como respuesta ética y social a la discriminación de castas. En este enfoque, la práctica se centra en la igualdad, la justicia y la liberación social, reinterpretando el Dharma como una filosofía de dignidad humana y compromiso con los oprimidos, sin necesidad de estructuras religiosas arcaicas.
Otra forma es el Dharmayāna, entendida como el camino de quienes practican el Dharma sin identificarse necesariamente como “budistas”. Para muchos, lo importante es vivir con sabiduría, atención plena y compasión. En esta forma cualquier persona puede inspirarse en el Buda y en la meditación sin asumir etiquetas ni compromisos dogmáticos.
El Pūrṇayāna, o “Vehículo completo”, busca integrar los distintos enfoques budistas en un camino equilibrado. En esta visión, no se trata de escoger entre Theravāda, Mahāyāna o Vajrayāna, sino de comprender que todos aportan perspectivas que pueden ser vividas de manera laica, libre de dogmas y supersticiones.
Este ideal de síntesis abre la puerta a un budismo intercultural, capaz de
dialogar con otras filosofías y religiones sin perder su identificación
secular.
El budismo racional y científico es otra expresión contemporánea que enfatiza el carácter verificable del Dharma. No se aceptan doctrinas sobre reinos invisibles, reencarnaciones literales o karmas automáticos, sino que se entiende la enseñanza como una psicología de la mente y una ciencia de la experiencia interior. Aquí, la meditación se concibe como un método de investigación y transformación, comparable a la ciencia en su exigencia de prueba y evidencia.
Existe también un budismo ateo, que rechaza la idea de divinidades transcendentales y concibe al Buda como un maestro humano, no como un ser sobrenatural. Se entiende aquí, el despertar como una posibilidad exclusivamente humana, planteando que la espiritualidad no necesita creencias en lo invisible para ser profunda, ética y liberadora.
Existe también el budismo laico, donde personas no ordenadas, que llevan una vida familiar y social plena, integran la práctica meditativa y la ética en su vida cotidiana. Aquí se trata de despertar en medio del mundo, transformando la existencia diaria en campo de práctica espiritual.
Finalmente, hay quienes practican sin
identificarse con el budismo en absoluto.
Toman inspiración del Dharma, de la meditación y de la filosofía budista, pero no
adoptan símbolos, rituales ni nombres tradicionales. Este camino muestra que el
despertar no pertenece a ninguna religión, sino que es patrimonio de la
humanidad.
Dharmachari
Maitreyananda reconoce que no hay una única forma de practicar y que la
tolerancia es vital: lo importante es que la práctica genere lucidez, compasión
y sabiduría, más allá de las etiquetas y lo
que une a todos estos caminos es la convicción de que el despertar es posible
aquí y ahora, sin fe ciega, sin supersticiones, sin necesidad de
intermediarios.
El Dharma como sabiduría aquí y
ahora
El Dharma es una invitación a vivir la vida
de manera consciente, ética y compasiva en el presente. Esta visión laica y secular entiende que
todo lo esencial del despertar ocurre en el aquí y ahora, en la experiencia concreta de cada persona, en su
relación consigo misma, con los demás y con el entorno.
El Buda enseñó que el sufrimiento surge del
apego y de la ignorancia, y que su superación depende de un cambio de visión en
el momento presente
El Dharma como sabiduría presente también
nos libra de la carga de la fe ciega. El compromiso con el aquí y ahora
convierte al Dharma en una filosofía de vida aplicable a todas las personas,
independientemente de sus creencias, culturas o épocas. No exige fe, sino
atención. No pide sumisión, sino responsabilidad. No promete salvación externa,
sino transformación interior.
Meditación secular: técnicas, niveles y práctica en la vida cotidiana
La meditación es el corazón de la práctica
secular del Dharma, entendida como un entrenamiento consciente de la mente.
La meditación secular se apoya en tres principios fundamentales.
El
primero es que no requiere
creencias sobrenaturales, pues su sentido es particularmente humano y
verificable.
El
segundo es que se comprueba
por la experiencia directa: cada persona puede observar en sí misma sus
efectos, desde la reducción del estrés hasta una mayor comprensión de los
procesos mentales.
El tercero es que se integra en la vida cotidiana, no
depende de monasterios ni templos, sino que puede realizarse en casa, en el
trabajo, en un parque o incluso en medio de las actividades diarias
Las
técnicas esenciales de la meditación secular
son las siguientes:
La respiración
consciente, observar el flujo natural de la inspiración y la espiración
como ancla para volver al presente.
Otra es el escaneo corporal, recorrer con la atención cada parte del cuerpo, aceptando
las sensaciones sin juicio. También se practica la observación de los pensamientos, notando cómo surgen y se disuelven
sin necesidad de seguirlos ni rechazarlos. La meditación caminando enseña a unir movimiento y respiración, recordando
que no se limita a la quietud. Finalmente, la meditación en la compasión activa cultiva intencionalmente
sentimientos de bondad hacia uno mismo y hacia los demás.
En un nivel inicial, la práctica se
orienta a estabilizar la mente y disminuir su agitación natural. En un nivel
intermedio, se aprende a observar con mayor profundidad los patrones de
apego, deseo y miedo, descubriendo la impermanencia de los fenómenos. En un
nivel avanzado, la calma se transforma en visión clara y en compasión
espontánea, de modo que la práctica se vuelve inseparable de la vida diaria.
La meditación secular no se restringe al
cojín o a un espacio formal. Comer, caminar, conversar o trabajar pueden
convertirse en práctica cuando se realizan con plena atención, basta con detenerse,
respirar y responder desde la lucidez
En el plano psicológico, la práctica reduce la ansiedad, fortalece
la resiliencia y brinda claridad para tomar decisiones.
En el plano ético, permite actuar con mayor responsabilidad
y menos impulsividad.
En lo social, fomenta la empatía y la calidad de las
relaciones humanas. En el plano espiritual, conduce a una comprensión
directa de la impermanencia y al debilitamiento del ego rígido que produce
sufrimiento.
La
meditación secular revela que la
espiritualidad no necesita ornamentos ni dogmas. Basta con cultivar una mente atenta, compasiva y clara, que no
huye del mundo, sino que lo habita con mayor presencia. Cada respiración consciente
es ya un instante de libertad; cada momento de lucidez es ya una chispa de
despertar.
Ética aplicada del Dharma
La ética aplicada del Dharma consiste en llevar la sabiduría y la compasión a los espacios concretos de la existencia: la política, la justicia, la salud, la sexualidad, la ecología, la economía y la convivencia social
En
el ámbito político, el Dharma recuerda
que el poder es una forma de responsabilidad y nunca un privilegio personal.
Gobiernos y dirigentes no
deberían buscar su beneficio propio, sino
actuar con ecuanimidad, justicia y compasión hacia todos los ciudadanos,
especialmente los más vulnerables
En
la justicia, la visión secular
del Dharma se propone una justicia restaurativa oponiéndose al castigo vengativo,
orientada a sanar relaciones en lugar de perpetuar ciclos de violencia. El
sufrimiento no se alivia con más sufrimiento; la verdadera justicia busca
reintegrar, reparar y transformar. El odio y la venganza no liberan a nadie,
mientras que la compasión lúcida permite reconocer la responsabilidad sin
deshumanizar al culpable.
En
el campo de la salud, el Dharma enseña que
cuidar el cuerpo y la mente es parte de la práctica espiritual, tratándose de
cultivar una vida equilibrada que reduzca el dolor evitable y fortalezca el
bienestar. La medicina y la psicología modernas encuentran que la atención
plena puede ayudar en el tratamiento de enfermedades, la ética del cuidado
fomenta sistemas de salud más justos, y la conciencia de la interdependencia
nos recuerda que la salud individual está ligada a la salud social y ambiental.
La
sexualidad, Practicar el Dharma
en la sexualidad es reconocer la dignidad del otro y evitar toda forma de
cosificación, muchas veces es reprimida o convertida en tabú por las religiones
tradicionales, se entiende en clave secular como un ámbito legítimo de la vida humana,
donde la ética del Dharma aporta respeto, responsabilidad y compasión. El
placer no es en sí mismo un obstáculo, sino una energía que, bien integrada,
puede ser vivida con ternura, reciprocidad y libertad. Lo dañino no es el
deseo, sino el apego ciego, la explotación o la violencia.
La
ética ecológica del Dharma resulta
hoy más urgente que nunca. Vivimos en una red interdependiente donde la
devastación de la naturaleza repercute en la vida de todos. La compasión se
extiende no solo a los seres humanos, sino también a los animales, las plantas
y los ecosistemas. Vivir en el Dharma significa consumir con moderación,
respetar los ciclos de la Tierra, reducir el daño ambiental y reconocer que
cuidar del planeta es cuidar de nosotros mismos.
La
economía y el trabajo también son campos de
práctica. El Dharma propone, economías solidarias, justas y sostenibles, donde
el beneficio no sea de unos pocos, sino de la comunidad entera. El Dharma
aplicado exige rechazar la explotación, la corrupción y la codicia que generan desigualdades
extremas. Trabajar en clave de Dharma significa ejercer la profesión con honestidad,
sin dañar, sin engañar, contribuyendo al bienestar común.
La ética aplicada del Dharma es, en definitiva,
una ética de la responsabilidad.
El
Dharma secular ofrece principios
universales: no dañar, actuar con compasión, cultivar la verdad, vivir con
moderación, respetar la vida en todas sus formas. Estos principios no son
abstractos, sino profundamente prácticos. No exige fe ciega ni símbolos
exclusivos.
Arte y creatividad en el Dharma
Se
plantea en este apartado que el Dharma (la enseñanza no se limita a
palabras o meditaciones formales, sino que encuentra una vía de expresión
profunda a través del arte y la creatividad.
Sus puntos clave son:
Vía de
Lucidez: En el enfoque secular, el arte no requiere
símbolos religiosos. La creatividad humana en sí misma es un camino hacia el
despertar y la lucidez.
Tanto apreciar el arte (escuchar
música, observar una pintura) como crearlo (escribir, tocar un
instrumento) con atención plena funcionan como formas de meditación que
cultivan la presencia y rompen la dispersión mental.
Función
Ética y Social: El arte tiene el poder de sensibilizar, denunciar
injusticias y despertar una compasión colectiva, llegando al corazón de
las personas de forma más directa que un sermón.
La Vida
Cotidiana como Arte: No es necesario ser un artista profesional.
Cualquier acto diario (cocinar, cuidar un jardín, conversar) realizado con
conciencia y sensibilidad se convierte en una expresión estética y ética del
Dharma.
Puente con
la Modernidad: Así como el arte budista se adaptó a diferentes
culturas en el pasado, hoy la creatividad (cine, literatura, arte digital)
permite que la sabiduría dialogue con el mundo contemporáneo.
Como conclusión,
la espiritualidad no está confinada a los templos; se manifiesta allí donde hay
belleza, imaginación, sensibilidad y compasión.
Educación
y pedagogía secular
Educación para la libertad, no adoctrinamiento: La pedagogía inspirada en el Dharma no busca formar creyentes ni imponer obediencia ciega, sino cultivar seres humanos capaces de pensar con claridad, actuar con ética y vivir con atención plena.
El modelo educativo del Buda: Se presenta al Buda como un educador
que utilizaba el diálogo y preguntas reflexivas, adaptando su enseñanza a la
capacidad y contexto de cada persona, en contraposición a una educación
uniforme.
Desarrollo integral:
El aprendizaje no se limita a lo académico (matemáticas, historia); es igual de
importante aprender a observar los pensamientos, reconocer emociones y convivir
sin violencia.
Meditación como herramienta educativa: La meditación se integra no como rito
religioso, sino como una herramienta práctica para entrenar la atención,
reducir la ansiedad, fomentar la empatía y ofrecer recursos para la vida
Fomento del espíritu crítico: Se enseña a los jóvenes a cuestionar
la tradición y la autoridad, verificando las cosas por su propia experiencia
para evitar el dogmatismo y desarrollar autonomía interior
El
rol de la familia y la cultura: La
educación trasciende el aula. La familia es la primera
escuela (donde se enseña con el ejemplo y el respeto), y la cultura (arte,
medios digitales) también actúa como espacio pedagógico.
Ciudadanía consciente: El objetivo final es formar
ciudadanos compasivos y críticos que puedan contrarrestar la violencia y el
consumismo, entendiendo la educación como un proceso de "despertar"
humano
Budismo
y ciencia contemporánea
Como Fundamento compartido El Dharma y la ciencia coinciden en su método: observación rigurosa, verificación a través de la experiencia y un rechazo a la fe ciega. Funcionan como caminos paralelos y complementarios, donde la ciencia explora los fenómenos externos y el Dharma los procesos internos de la mente
Convergencias científicas
Biología y Ecología: La visión evolutiva y sistémica
confirma la intuición budista de la interdependencia (pratītyasamutpāda),
demostrando que nada existe aislado, sino en una red de vínculos
Física Cuántica: La comprensión de la realidad como un
campo de energía en transformación, y no como algo sólido, se alinea con el
concepto de impermanencia (anitya) y la naturaleza fluida de lo
real
Neurociencia: La plasticidad cerebral valida la
eficacia de la meditación, confirmando que el entrenamiento de la atención y
los hábitos mentales transforman físicamente el cerebro y la experiencia
subjetiva
Ciencias Cognitivas: Estos estudios apoyan la noción de la
ausencia de un yo permanente (anātman), mostrando que la identidad es
una construcción emergente de procesos neuronales y no una esencia fija
Ética y Tecnología: Ante la inteligencia artificial, y la
robótica, el budismo secular no ofrece dogmas, sino criterios éticos prácticos
centrados en cómo la tecnología afecta la compasión, la justicia y el cuidado
de la vida.
Complementariedad: La relación no reduce el Dharma a
experimentos científicos; mientras la ciencia aporta precisión, evidencia y
explicación externa, el Dharma aporta sentido, ética y transformación interna.
Espiritualidad Racional: Este diálogo fortalece un budismo sin
supersticiones, validado empíricamente y abierto a la razón, cumpliendo con la
enseñanza original del Buda de examinarlo todo antes de aceptarlo.
Budismo
y tecnología
El
Dharma laico y secular ofrece criterios claros para vivir con equilibrio en
medio de la revolución tecnológica
Neutralidad de la Tecnología
La tecnología digital (redes sociales, IA, realidad virtual) no es
inherentemente buena ni mala; es una herramienta.
Su impacto depende de la conciencia y la ética con la que se utilice.
Riesgos
y Beneficios: Las redes pueden fomentar la
distracción, la adicción a la validación y la ansiedad, pero también pueden
usarse para acercar comunidades y difundir conocimiento. La IA puede manipular
o deshumanizar, pero también puede resolver problemas globales
Lucidez
mediante Atención Plena: El Dharma secular enseña a
usar la tecnología sin ser esclavizado por ella. La meditación, aplicada al
ámbito digital, cultiva pausas conscientes para discernir, elegir
sabiamente la atención y detener la reacción impulsiva
La
Esencia Humana: Ante el auge de la IA, el
texto enfatiza que lo que nos hace humanos no es el procesamiento de
información, sino la compasión, la
ética y la conciencia despierta. La espiritualidad reside en estas
cualidades, no en los algoritmos.
Integración
Consciente: El objetivo no es rechazar la
tecnología, sino integrarla con lucidez. Se debe utilizar como un medio al
servicio del despertar y de la difusión de la sabiduría, evitando la
superficialidad y la dependencia psicológica
Campo
de Entrenamiento Espiritual: El mundo
digital se convierte en un nuevo espacio para practicar el Dharma: publicar con
respeto, evitar el odio, no difundir información falsa y cultivar la paciencia
son formas de Dharma vivido en la red.
Brújula
Ética: La brújula para el futuro tecnológico
incierto es clara: atención plena, ética y compasión, asegurando que la
tecnología amplíe nuestras posibilidades de florecer como seres conscientes y
no nos deshumanice
Dharma
Yoga: prácticas psicofísicas espirituales laicas y seculares
Dharma Yoga es un Yoga Budista moderno, laico y secular. Su práctica une cuerpo, respiración y mente para cultivar la lucidez, la compasión y el equilibrio, sin recurrir a rituales ni creencias sobrenaturales
Āsanas y Vyayamas El cuerpo como campo de conciencia: estabilidad, movilidad y alineación al servicio de la atención.
Padavis (posiciones y cambios articulares).
Movilizaciones progresivas que lubrican articulaciones y preparan el sistema
neuromuscular para la práctica
Respiración (Prāṇāyāma laico) Regulación consciente del aliento para estabilizar la mente y modular la activación emocional. Respirar es anclar la atención.
Svāsa
Yoga. Respiración
acompañada de visualización y foco en yantras o mandalas como soportes
atencionales, integrando imaginación lúcida.
Mindfulness (atención plena). Observar
cuerpo, sensaciones y mente en cada fase de la práctica; la lucidez impregna
movimiento, quietud y respiración.
Pratyāhāra (aplicación práctica). Trasladar lo
aprendido fuera del mat: caminar, trabajar, vincularse y descansar con la misma
atención consciente.
Concentración (dhāraṇā). Estabilidad atencional en un objeto
sencillo —aliento, sensación, gesto— que ordena la mente y facilita una
presencia continua.
Meditación
(dhyāna laica). De la concentración
sostenida a la observación abierta: reconocer aparición y disolución de
sensaciones, emociones y pensamientos sin aferrarse ni rechazar.
Samādhi
(estabilidad y claridad profunda).
Unificación no forzada de atención y calma; recogimiento lúcido que simplifica
el esfuerzo y permite ver con nitidez, sin interpretaciones místicas.
Reflexión
(tarka). Indagación crítica y
honesta sobre la experiencia: causas del apego, dinámica de los egos, huellas
del hábito; comprender para liberar.
Contemplación (anudhyāna). Apertura silenciosa a la totalidad de la experiencia; el cuerpo respira, la mente ve, la presencia descansa en sí misma.
Bodhi
(despertar laico). No un
acontecimiento sobrenatural, sino la maduración de claridad y compasión en la
vida diaria
Tolerancia
y pluralidad en el Dharma
Fundamento de la Tolerancia: La tolerancia no es opcional, sino la consecuencia natural de comprender la interdependencia: ninguna persona o tradición tiene el monopolio de la verdad
Valoración de
la Diversidad Budista: El enfoque secular reconoce las múltiples formas
históricas del budismo (Theravāda, Mahāyāna, Vajrayāna, Navayāna) como interpretaciones
válidas de la enseñanza del Buda, que respondieron a contextos culturales
distintos.
Respeto sin
Adopción:
El Budismo Secular elige no atarse a rituales, jerarquías o cosmologías
sobrenaturales, pero respeta sinceramente a quienes sí encuentran sentido
en monjes, mantras o devociones, valorando la transformación ética que estas
formas producen.
Criterio de
Autenticidad:
La autenticidad no reside en la túnica (monjes) ni en el estado civil (laicos),
sino en la coherencia ética, la compasión y la lucidez encarnadas en la
vida. Se respeta el esfuerzo histórico de monjes y sacerdotes.
Los Dharmis: Se valora a
los practicantes (dharmis) que cultivan la sabiduría y la compasión sin
etiquetas budistas formales, combinando prácticas de diversas tradiciones
(Yoga, Mindfulness, taoísmo, Psicología).
Tolerancia
Crítica:
La tolerancia no es indiferencia. Mantiene una postura crítica frente a
prácticas dañinas, abusos de poder o supersticiones que esclavizan o generan
sufrimiento. El criterio es claro: donde hay lucidez y compasión, hay Dharma;
donde hay manipulación, no lo hay.
Dharma intercultural
y plural:
El Dharma no es patrimonio exclusivo de monjes, budistas u Oriente. Es una sabiduría
humana que se manifiesta en múltiples culturas y tradiciones (afines a la
compasión y la claridad interior), siendo el Budismo Secular un puente de
encuentro que celebra esta pluralidad como una riqueza.
Dharma
más allá del budismo La palabra Dharma,
entendida como la Última Realidad de todas las cosas, trasciende al budismo, el
jainismo, el taoísmo, los practicantes del Dharma sin pertenencia a una
filosofía o religión concreta
Historia
y corrientes del Budismo Laico, Secular, Ateo, Agnóstico, Filosófico y
Pragmático
Budismo Laico El despertar (Bodhi) es posible en la vida ordinaria (familia, trabajo), sin depender de votos monásticos. Práctica: La crianza, el oficio honesto y la compasión en la comunidad son prácticas espirituales válidas.
Budismo
Secular su rasgo distintivo es la Interpretación racional y
naturalista del Dharma, desligada de toda
cosmología religiosa. Descarta el
renacimiento literal, reinos invisibles y el karma sobrenatural. Lo ve como
causalidad ética y psicológica en el
presente.
Budismo
Pragmático tiene una
Orientación empírica y experimental; se enfoca en la eficacia de las prácticas.
Solo se conserva lo que reduce el
sufrimiento y aumenta la claridad, independientemente de linajes o fidelidad a
escrituras.
Budismo
Ateo Negación categórica de
cualquier dimensión sobrenatural (dioses, espíritus, renacimientos místicos). Se basa en la Espiritualidad exclusivamente humana
y humanista, donde la iluminación se logra por esfuerzo, observación y sabiduría propias.
Budismo
Agnóstico Considera
lo sobrenatural como irrelevante e
inverificable para la práctica (postura de duda o silencio). Su
foco esta en que solo importa lo que puede comprobarse en la experiencia presente: atención,
observación de la mente y cultivo de la compasión.
Budismo
Filosófico Se
presenta como una filosofía de vida
(ética y pedagogía) sin demandar exclusividad ni aceptación de ritos o símbolos. Permite que la persona mantenga otras
identificaciones religiosas o ateas mientras adopta los principios éticos y las prácticas meditativas budistas.
Las corrientes antes mencionadas (Budismo Laico, Secular, Pragmático, Ateo, Agnóstico y Filosófico) son diferentes entre si, aunque compartan el rechazo al dogma y a las supersticiones, todas rescatan el núcleo ético y meditativo de la enseñanza del Buda y lo sitúan en el terreno humano, aquí y ahora, como camino de sabiduría, compasión y libertad.
Conclusión
El Budismo Laico y
Secular es un manifiesto para la libertad espiritual. Nos recuerda que "nosotros somos nuestro propio
refugio" y que no necesitamos buscar la salvación fuera de nosotros
mismos
La obra concluye con un mantra gate
gate pāragate pārasaṃgate bodhi svāhā como una invitación a
"cruzar a la otra orilla": ir más allá de los dogmas, las religiones
e incluso del propio concepto de budismo, para experimentar directamente la
realidad.
La
obra de Dharmachari Maitreyananda se
cierra con el siguiente Sutra
Maitreyananda
Sūtra:
na
kevalaṁ mānavajātau ekaḥ buddhaḥ āsīt, kintu sahasraśaḥ, śakyam api
koṭayaḥ,
ye sarve’pi tamasi dīpāḥ iva āvaśyakāḥ āsīn.
No hubo
un solo Buda en la humanidad, sino miles, tal vez millones, y todos
fueron
necesarios como luces en la oscuridad.
(Dharmachari
Maitreyananda)
El mensaje final es
claro y esperanzador: cada persona tiene el potencial de vivir como un Buda
—despierto, lúcido y compasivo— en la sencillez de su vida diaria
Alexandra Martínez
Este
ensayo está basado en el libro “Budismo Laico y Secular” de Maitreyananda; el libro
es una recopilación ordenada de las clases, conferencias y cursos que
Dharmachari Maitreyananda ha impartido a lo largo de los últimos cuarenta años
en diferentes países y continentes. Maitreyananda ha sido iniciado y ha
practicado el Budismo Theravāda, Mahāyāna, Vajrayāna y Navayāna. Sus prácticas
personales pertenecen principalmente a la Escuela Yogācāra o Yogāchārya de Asaṅga
—el yoga budista—, así como a las tradiciones de Rinzai Zen, Sōtō Zen, Ch’an,
Vipassanā, Samatha y diversas técnicas del Budismo tibetano.
También
ha estudiado el budismo hinduista, que sostiene que Buda fue una encarnación de
Vishnu y ha sido iniciado en esa tradición, así como el Navayāna de Ambedkar. Ha
estudiado con grandes maestros budistas y ha practicado en templos de diferentes
vehículos y escuelas budistas. “Maitreyananda practica y enseña el Dharma y el budismo
laico y secular.” Su enseñanza se basa en el Dharma.
Budismo Laico y Secular
Autor: © Fernando Estevez
Griego. (Maitreyananda)
ISBN: 978-9915-43-455-1
Fernando Estevez griego, 2025
Libro
Digital, PDF
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